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Jul 30th, 2018
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  1. [font=Georgia]
  2. Al entrar notó un completo silencio sepulcral, mejor dicho de misa. Sin embargo dicho silencio se rompió a los pocos instantes. El culpable de ello no había sido Invel, sino la entrada de varias personas que parecían custodiar a alguien más. Esa persona en cuestión pidió permiso haciendo un poco de ruido con cada pisada y a lo lejos de aquella alfombra roja que estaba en el medio de esa gran catedral: Se encontraba una mujer de rodillas, rezando frente a un gran vitral con simbología extraña y algunos dibujos.
  3.  
  4. La persona que se encontraba rezando fue advertida por dos monjas sobre la llegada de alguien en particular, y ese alguien seguramente no era Invel. Aquella mujer que había ingresado custodiada por varios sujetos de vestimentas particulares se quedó esperando a los pocos metros de aquella que rezaba hasta que se puso de pie giró lentamente de manera elegante, pausada y tranquila antes de hablar.
  5.  
  6. [b][color=#ff0042] ─Acércate Ivana, no somos enemigas ¿lo somos?[/color][/b]
  7.  
  8. [b][color=#640909] ─No Rose, espero que no. Sin embargo me conoces... Odio que subestimen mi inteligencia.[/color][/b]
  9.  
  10. Rose. Ese nombre, sumado a Ivana, le daban conocimiento a Invel de que esas dos mujeres eran las dos líderes de los grupos religiosos e intelectuales en la política de la ciudad. Esas dos mujeres tenían un papel más que importante al guiar la fe y el progreso científico, tecnológico y vanguardista en la ciudad. Invel necesitaba hablarles, pero su discusión era mucho más importante de momento. El castaño se mantuvo a raya, al menos en esos instantes.
  11.  
  12. [b][color=#ff0042] ─Oh. Eso lo sé perfectamente ¿a que viene?[/color][/b]
  13.  
  14. [b][color=#640909] ─Ahí vas de nuevo... No juegues conmigo Rose. Sabes que te aprecio mucho, a ti y a Fausto. Sin embargo esta situación no puede seguir...[/color][/b]
  15.  
  16. [b][color=#ff0042] ─Comprendo. ¿Ahora vienes aquí a insinuar que soy la culpable? ¿Pretendes invadir esta casa sagrada para acusarme de ladrona? Es el altar de nuestro protector, por favor no ven...[/color][/b]
  17.  
  18. [b][color=#640909] ─No Rose, no vengas con esas cosas de religión, de protectores, de dioses... Sabes que no creo en eso. Creo en lo que veo, y actualmente veo una ciudad desmoronándose a pedazos por la inoperancia de sus gobernantes. Yo entro en ese grupo y no aguanto más, quiero saber quien la robó, no puedo dormir ¿sabes cuando fue la última vez que no pude dormir? No importa... Quiero esa reliquia.[/color][/b]
  19.  
  20. [b][color=#ff0042] ─Insultas nuestro hogar y también al protector, veo hasta donde te ha guiado tu desesperación. Siempre admiré tu inteligencia, más no toleraré que nadie manche el nombre de aquel guardián que nos ha guiado todos estos años. Por favor vete, no quiero verte. No quiero verlos... A ninguno de ustedes.[/color][/b]
  21.  
  22. [b][color=#640909] ─Rose... No vengo a decir que seas tú quien la ha robado, no lo entiendes.[/color][/b]
  23.  
  24. Ivana era una mujer aparentemente tosca cuando pensaba en algo, su inteligencia era tan grande como su terquedad cuando no estaba de acuerdo con algo o cuando estaba decidida a cambiar una situación. Rose por su parte solía ser sensible, callada y guardaba sus palabras para las plegarias u oraciones en la gran catedral. Invel estaba siendo testigo de como dos personalidades importantes en la política local debatían, aún no era momento de intervenir.
  25.  
  26. Sin embargo su intervención no iba a ser necesaria, la discusión entre Ivana y Rose se había tornado ciertamente acalorada por lo que las personas que se encontraban rezando pronto se habían puesto de pie para mirar con detenimiento la situación, Invel no era el único escuchando esa discusión. Ivana fue la primera en darse cuenta que les observaban así que habló en consecuencia.
  27.  
  28. [b][color=#640909] ─¡Hey! ¿No les han dicho que husmear en conversaciones ajenas está mal? ¡Sigan rezando y dejen de chusmear! ¡Tú, cabezón! ¿No escuchaste?[/color][/b]
  29.  
  30. No había nadie más con las características de “cabezón” en esa gran sala además de Invel, sin embargo agradecía esa comunicación ya que así podría tener una excusa para acercarse.
  31.  
  32. [b][color=#f04314] ─Lo siento, pero estaba buscándolas. Ivana y Rose ¿cierto? Mi nombre es Invel y necesito su ayuda, es sobre la reliquia... Quiero que me ayuden a encontrar al culpable.[/color][/b]
  33.  
  34. [/font]
  35. [center][img]https://images2.imgbox.com/33/16/ZN8XqVEC_o.png[/img]
  36. [img]https://images2.imgbox.com/ed/ac/8rolKSTJ_o.jpg[/img]
  37. [img]https://images2.imgbox.com/33/16/ZN8XqVEC_o.png[/img][/center]
  38. [font=Georgia]
  39.  
  40. Por primera vez desde que había intentado contactar con aquellos líderes políticos de la ciudad, Invel conseguía entablar conversación directa no con uno de esos líderes, sino con dos. A diferencia de Fausto, Ivana y Rose parecían ser personas dispuestas a escuchar aunque con ciertas condiciones muy particulares que Invel se vio obligado a aceptar al ser él quien estaba interesado en hablar.
  41.  
  42. En primera instancia la que puso una exigencia fue Rose, quien les aclaró a Invel e Ivana que no mantendría ningún tipo de discusión en una edificación considerada como sagrada ya que ella jamás ofendería al ya mencionado protector. La intelectual no tuvo otra que aceptar, Invel obviamente tampoco se opuso. El sitio donde irían era un gran edificio de desarrollo industrial en tecnología Pokémon. En pocas palabras, allí se trabajaba en nuevos objetos para entrenadores, criadores y especialistas.
  43.  
  44. Si bien Ivana no era experta en esas temáticas, decir que en la ciudad no había un centro especializado en tecnología para Pokémon y sus entrenadores era mentir. Dicha edificación estaba a cargo de Ivana por razones más que obvias, sin embargo la fémina no tenía mucha participación en los nuevos prototipos o planes de tecnologías vanguardistas.
  45.  
  46. La razón por la que no habían ido al edificio público de Ivana, donde se atendían las quejas y se brindaba asistencia a los ciudadanos era simple: Fausto e incluso aquel desconocido llamado Elric podrían considerar que la presencia de un desconocido hablando con Ivana y Rose podría ser cuanto menos sospechosa, ni hablar de que las pondrían como punto de mira en la desaparición de la reliquia.
  47.  
  48. Calor, una caminata bastante rápida y sed fueron los elementos principales antes de que las dos líderes políticas e Invel llegaran al lugar. No había energía eléctrica aún, sin embargo un sistema abastecía el edificio entero: Un gran centro electrógeno ─compuesto por varios grupos electrógenos, de hecho─ era lo único que mantenía estable la energía en esa gran edificación donde ubicados en el piso más alto, Invel, Ivana y Rose hablarían sobre las ideas del joven.
  49.  
  50. [b][color=#640909] ─Espero no me hayas hecho perder tiempo valioso para venir hasta aquí... Soy una mujer ocupada y no puedo perder mi valioso tiempo con un mocoso ¿qué plan tienes? ¿Quién te ayuda? ¿Para quién trabaja? ¿Están bien equipados? ─Ivana preguntó sin perder tiempo y ahorrándose los rodeos, Rose se dedicaba a observar. [/color][/b]
  51.  
  52. Aparentemente la mujer consideraba que Invel era una especie de agente secreto o algo similar ya que esas preguntas no tenían nada que ver con aquel castaño que ni siquiera tenía idea de donde empezar a buscar. Rose no había dicho nada al respecto, simplemente alzaba una ceja y miraba a su par de cargo político mientras que Invel fruncía el ceño y rascaba el costado de su cabeza.
  53.  
  54. [b][color=#f04314] ─Eh... Mi plan era buscarlas a ustedes, o a Fausto. El primer intento fracasó, pero por suerte el segundo no así que aquí estamos. Mi plan es el siguiente, sé que nadie me ayuda, tampoco trabajo para nadie y creo que estoy bien equipado... En pocas palabras lo que quiero decir, deberían reunirse ustedes cuatro e inten...[/color][/b]
  55.  
  56. Las palabras del entrenador fueron interrumpidas y una acalorada discusión dio comienzo, teniendo a la intelectual y a la religiosa como protagonistas.
  57.  
  58. [b][color=#640909] ─Oh, lo sabía. Sabía que perdería mi tiempo contigo, de hecho también lo pierdo contigo... Rose. Por última vez ¿fuiste tú quien robó la gema? Tú no serías capaz...[/color][/b]
  59.  
  60. [b][color=#ff0042] ─Si lo sabes ¿por qué sigues cuestionándome? ¿Cómo sé que no fuiste tú...? Es que... Lo sé, se que no has sido tú ¿por qué nos cuestionamos?[/color][/b]
  61.  
  62. [b][color=#640909] ─Porque sé que harías cualquier cosa para proteger a Fausto, y eres tan bondadosa que hasta protegerías a Elric en caso de que se haya inventado toda esta movida... Necesito saber a quién defiendes ¿fue Fausto quien la robó? Sólo dilo y será denunciado, pero por favor...[/color][/b]
  63.  
  64. [b][color=#ff0042] ─Ivana ¡Suficiente! He callado durante todo este tiempo, he sido testigo de como muchos ciudadanos vienen a la iglesia en búsqueda de respuestas ¡y no puedo dárselas! ¿Qué clase de líder deja que su pueblo muera día a día? Esta ciudad supo ser gigante por su fe, por su fuerza, inteligencia y riqueza... ¿Qué nos ha ocurrido para llegar a este punto? ¿Cómo permitimos que nuestro protector nos abandone así? ¿Por qué lo ofendimos de esa manera?[/color][/b]
  65.  
  66. Invel no era más que un testigo en esa conversación, sin embargo poco a poco iría ganando protagonismo... Uno nada positivo. La mirada de Ivana se posó sobre él y rápidamente reconoció esa mirada que le observaba, pero era tarde para reaccionar. Había sido acusado, incluso sin recibir palabras al respecto comprendía lo que esos ojos le estaban comunicando con una simple mirada.
  67.  
  68. Antes de poder siquiera decir una palabra, Ivana ya había pedido a sus custodios y acompañantes que retengan a Invel, de la misma manera que Fausto había hecho horas antes cuando el castaño había llegado a la Torre Carmesí. Esta vez le habían dado por lo menos la oportunidad de hablar, después de todo era apenas un muchacho a vistas de esas dos mujeres y los guardias del lugar.
  69.  
  70. [b][color=#f04314] ─Ya les dije que vengo con intenciones de ayudar, en principio vine a enfrentar al líder de gimnasio pero me encontré con calles vacías... Negocios en quiebra, aguas termales completamente frías, o tibias... Una familia me contó de todo lo acontecido y vengo a ayudar ¡no estoy mintiendo![/color][/b]
  71.  
  72. [b][color=#640909] ─Ya ¿esperas que te creamos eso? Es decir, Rose te creería ¿yo? Para nada, así que ¡habla![/color][/b]
  73.  
  74. [b][color=#f04314] ─No te estoy mintiendo, soy un entrenador ¡en serio! ¿No me creen? Revisen mi bolsillo derecho, hay un estuche y ahí tienen mis medallas, en el bolsillo izquierdo está mi Pokédex... [/color][/b]
  75.  
  76. La mirada entrecerrada de Ivana y una señal fueron suficientes para que los custodios revisen los bolsillos de Invel, comprobando que este no mentía. Rose negó con la cabeza ante el comportamiento de Ivana y esta se puso un poco roja de la vergüenza al notar que había cometido una idiotez al apresurarse de esa manera. Invel era apenas un joven muchacho, no un criminal que podrían tener bajo custodia.
  77.  
  78. [b][color=#f04314] ─No las culparé, es normal que los nervios estén por los cielos. Comenzamos con el pie izquierdo, pero estamos a tiempo ¿pueden ayudarme o no? Necesito información, cualquier cosa relacionada a la reliquia robada, los días previos, algún enemigo, alguien a quien hayan hecho enojar ¿a alguien le conviene este momento que atraviesa la ciudad? Piensen en alguien que pueda salir beneficiado de este quiebre...[/color][/b]
  79.  
  80. La mirada de Ivana cruzándose de brazos fue dirigida exclusivamente por momentos hacia el suelo, luego hacia la pared. Sus cejas se movían de arriba hacia abajo, como si sus ideas bailasen por su cerebro hasta que un “click” hizo que la mujer abriera los ojos de par en par y devolviera a los pocos segundos sus ojos a la normalidad. Había pensado en algo, se notaba por su ceño fruncido y esa mano en el mentón.
  81.  
  82. [b][color=#640909] ─Hace unos meses... Seis, siete... No, hace algunos años. Alguien vino ¿lo recuerdas Rose? Ese charlatán que quería comprar no se cuantos terrenos, no se cuantos edificios. Creo que los compró, pero tuvo una fuerte discusión con el alcalde y Elric, algo de lo que supuestamente no podíamos enterarnos. Pasó el tiempo y lo dejamos en el olvido...[/color][/b]
  83.  
  84. [b][color=#ff0042] ─Recuerdo algo... Sí, lo recuerdo. Me enojé porque dijo que gastábamos demasiado en mantener la catedral en buen estado y no creía que mantener la ciudad atada a la religión sería fructífero. Hablaba mucho sobre dinero, incluso más que...[/color][/b]
  85.  
  86. [b][color=#640909] ─Sí, más que Elric. Hay que hablar con Elric... Él sabe lo que ese sujeto vino a buscar a la ciudad, y yo lo sospecho.[/color][/b]
  87.  
  88. La mirada de Invel se clavó en los ojos de la mujer intelectual y esta devolvió la mirada al entrenador antes de ponerlo en contexto de la situación.
  89.  
  90. [b][color=#640909] ─Ese sujeto no nos dijo su nombre, a ninguno exceptuando Elric y el alcalde... Se notaba que poseía grandes sumas de dinero, puedo intentar averiguar algo revisando las redes privadas, será difícil y tomará tiempo teniendo en cuenta que el noventa por ciento de los servidores están apagados por la falta de electricidad.[/color][/b]
  91.  
  92. [b][color=#f04314] ─Sobre eso quería hablar también ¿no hay nada que puedas hacer? He visto como la gente está sufriendo el calor y la falta de energía no ayuda mucho ¿no puedes ayudarles?[/color][/b]
  93.  
  94. [b][color=#640909] ─Me gustaría hacer eso, Invel. Pero no puedo. Los cables se han fundido, varios transformadores y maquinaria pesada en la central eléctrica al pie del volcán se volvieron inutilizables. En los subterráneos la situación es igual. Necesito material nuevo para cambiar lo que ya no sirve y como sabrás, no poseo el presupuesto necesario... Lamentablemente nuestro tesorero posee el noventa por ciento de los ingresos necesarios y no hay caso, no ayudará.[/color][/b]
  95.  
  96. [b][color=#f04314] ─Elric ¿no? Necesito que me digan donde encontrarlo, puedo intentar hablar con él y...[/color][/b]
  97.  
  98. [b][color=#ff0042] ─No, no pierda su tiempo... Será inútil, no cambiará de parecer porque para él es más importante su dinero antes que las personas, lo ha demostrado muchas veces.[/color][/b]
  99.  
  100. Esta vez no era Ivana quien entablaba conversación con Invel, sino Rose. La religiosa parecía estar nerviosa con el hecho de que Invel fuera a hablar con aquel supuesto magnate, Elric. Incluso ante tal negativa, Rukawa no tenía intenciones de detenerse.
  101.  
  102. [b][color=#640909] ─Ella tiene razón. Elric está paranoico, piensa que alguien le persigue y cree que fuimos nosotros quienes le robamos. No confía en nadie dentro de esta ciudad, mucho menos confiará en un forastero ¿no crees? Además ese cobarde está encerrado en la cima más alta de la ciudad, en una torre que resalta fácilmente. Guiño, guiño. Ah, y tiene varios drones en la cima de su edificio así que te verá quieras o no. ¡Buena suerte![/color][/b]
  103.  
  104. No había nada más que hacer allí, aunque Rose haya mirado a Ivana con mala cara por haberle dicho a Invel como encontrar a Elric, el castaño ya tenía bien en claro lo que debía hacer. Se marchó del edificio bajando por el ascensor y agradeciendo unos segundos más de aire acondicionado antes de volver a sentir el molesto clima en la ciudad. Una vez fuera, suspiró con pesadez y sintió el hostil calor que invadía la ciudad del fuego. ¿Qué esperaba sino calor?
  105.  
  106. A poco más de las once de la mañana, Invel tenía su objetivo y no podía perder más tiempo. Miró y miró pero los edificios cercanos y las casas eran lo suficientemente altas como para no dejarle ver más allá, necesitaba una manera de poder ver y ya sabía a la perfección cual era esa manera en particular. Buscó en su mochila durante pocos segundos hasta encontrar una Pokéball en particular, dicho artefacto contenía a quien le ayudaría en esa misión.
  107.  
  108. [b][color=#f04314] ─Es hora de trabajar, querido amigo. Tenemos una misión ¿puedes ayudarme?[/color][/b]
  109.  
  110. Aquel Pokémon recién salido era nada más ni nada menos que su Charizard, conocido como Pride. El majestuoso Pokémon volador observó a sus alrededores y suspiró, incluso él sentía el calor aunque no le moleste demasiado. Asintió con la cabeza a la pregunta de su entrenador y este no tardó más en subirse y pedirle sobrevolar el área: Necesitaba encontrar uno de los puntos más alto de la ciudad, aquel edificio.
  111.  
  112. No tardó demasiado en divisar el lugar , a lo lejos se alzaba una gran torre que resplandecía metálicamente a los rayos del sol que la iluminaban. Ese era el sitio al que debían llegar y luego de unos ligeros golpes en el lomo, aquel castaño indicó a su Charizard que podía comenzar a volar. En cuestión de quince minutos Invel ya estaba junto a su compañero cerca de esa gran torre, ahora el problema sería volar incluso más alto para alcanzar la cima.
  113.  
  114. Los efectos de la ascensión se hacían ver y el viento pesado, cálido y molesto hacía que se dificulte más la tarea de alcanzar la cima. Sin embargo el entrenador y su compañero no se rindieron, habían enfrentado situaciones climáticas de muerte aquella vez en Strattos City cuando enfrentaron a cierto líder... Esta situación adversa no era nada comparada con esa verdadera ráfaga en aquel rascacielos.
  115.  
  116. Aquel gran obstáculo había quedado atrás. Invel ya estaba encima de ese gran edificio, en la azotea misma. Charizard había pisado el terreno unas dos o tres veces para acomodarse, Por su parte el entrenador bajó rápido para no molestar más a su compañero: Consideraba que ya bastante había hecho por él ese magnífico Pokémon. Con dos palmadas en el brazo, el castaño devolvió a Charizard dentro de su Pokéball, era tiempo de avanzar.
  117.  
  118. Pensó que no le recibirían en ese lugar simplemente golpeando la puerta, pero también tuvo en cuenta que aparecerse en una azotea, en una edificación privada donde un poderoso millonario habita... No era una buena idea dentro de todo, pero aún nada había salido mal así que no debía apresurarse. Caminó unos cuantos pasos hasta alcanzar una especie de puerta con un interruptor de apertura, la puerta de un ascensor. Se metió en el mismo y había un sólo piso disponible, el ante-último.
  119.  
  120. Descendió hasta el piso anteriormente mencionado y se topó con una gran sala, elegancia pura por donde se la mire. Pinturas artísticas maravillosas, un piano, dos mesas de billar, sillones, numerosas televisiones led, claramente la sala de un millonario o al menos alguien muy adinerado. Invel lo observó todo en silencio, un silencio que se rompió con una voz fría, con unas palabras frías mejor dicho.
  121.  
  122. [b][color=#ac2f2f] ─Dame una razón por la que no debería llamar a mis guardias para que te saquen a los golpes de aquí, te doy cinco segundos.[/color][/b]
  123.  
  124. No perdió tiempo, la voz que se escuchaba en varios sectores de la habitación no lo esperaría.
  125.  
  126. [b][color=#f04314] ─Puedo tener una idea de quien te ha robado, creo saberlo.[/color][/b]
  127.  
  128. [b][color=#ac2f2f] ─Je, quizás sean treinta segundos. Sube al ascensor que tienes a los pocos metros, no al de la azotea. [/color][/b]
  129.  
  130. Y así Invel comprendió que a lo mejor no estaba tan lejos de poder hacer algo útil para la ciudad, esa voz que se escuchaba en un speaker ¿era Elric? No lo sabía, pero no era momento de especular ya que allí fuera en la ciudad... La hostilidad no se tomaba descansos, Flammeus estaba sufriendo y él podía ponerle un alto de una buena vez por todas. ¿Quería ser un héroe? Esa era su mejor oportunidad.
  131.  
  132. [/font]
  133. [center][img]https://images2.imgbox.com/33/16/ZN8XqVEC_o.png[/img]
  134. [img]https://images2.imgbox.com/3f/95/VDMg47Hb_o.jpg[/img]
  135. [img]https://images2.imgbox.com/33/16/ZN8XqVEC_o.png[/img][/center]
  136. [font=Georgia]
  137.  
  138. Aquel ascensor que estaba ubicado frente al castaño, tenía las luces exteriores apagadas, esas que indicaban si estaba en funcionamiento o no. Invel presionó varios botones pero no parecía funcionar, efectivamente estaba sin energías o cuanto menos, no disponible. Sin embargo, a los pocos segundos de haber escuchado esa voz por speaker, las luces del ascensor se encendieron una por una iluminando las puertas exteriores.
  139.  
  140. Comenzó a escucharse un ligero sonido y a los pocos segundos el ascensor ya estaba allí. Rukawa dudó por unos instantes, pero no tenía tanto tiempo así que puso un pie dentro, luego el otro y las puertas se cerraron. ─Espero no me hagas perder tiempo, el tiempo es dinero. Odio perder dinero ─Esa voz nuevamente se hizo oír mediante altavoces y el joven entrenador una vez más se sorprendía al escucharla de repente.
  141.  
  142. El ascensor no tardó mucho en descender hacia un nuevo piso, uno bastante similar pero un poco más equipado que el anterior: Una gran cantidad de monitores, teléfonos de línea fija colgados en las paredes, algunas pequeñas estatuas de diversos Pokémon y como dato no menor, no había paredes en el frente de dicha habitación sino vidrio y cristal, seguramente blindado. Una gran vista de la ciudad se podía adquirir desde allí.
  143.  
  144. Los detalles de la habitación pasaron a segundo plano cuando el entrenador notó que no estaba sólo en ese sitio, a los pocos metros de él y cerca de ese ventanal había un individuo dándole la espalda mientras lo observaba todo. Intentó dar un paso pero dos Pokémon rápidamente lo detuvieron al exponer su velocidad prodigiosa. Reducido, el entrenador supo que no sería él quien tuviera la palabra momentáneamente.
  145.  
  146. [b][color=#ac2f2f] ─Serás un poco tonto para venir hasta aquí pensando que puedes entrar a mi hogar, sin permiso alguno, y no recibir ningún castigo. ¿Quién eres? ¿Qué demonios quieres aquí? Habla, ellos tienen menos paciencia que yo.[/color][/b]
  147.  
  148. [b][color=#f04314] ─Ya te lo dije, vengo a ayudar... Esta ciudad necesita tu ayuda y la del resto ¿no se supone que deben mantener el orden y la compostura a como de lugar? Hablo de ti y de... [/color][/b]
  149.  
  150. [b][color=#ac2f2f] ─No digas más. Vienes de parte de... No, no creo que te lleves bien con Fausto, no quiero ofenderte pero no pareces fuerte. ¿Rose? A juzgar por tus pintas y por mi buena memoria, no te he visto por la ciudad... Dudo que tengas algo que ver con la religión y esas tonterías. ¿Ivana? Cometiste la estupidez de irrumpir en mi vivienda, poco inteligente y por lo tanto dudo que ella te haya mandado hasta aquí.[/color][/b]
  151.  
  152. [b][color=#f04314] ─Es cierto, no pude hablar con Fausto. Pero tanto Ivana como Rose aceptaron hablar conmigo y dijeron algo que podría servir para solucionar este asunto en la ciudad.[/color][/b]
  153.  
  154. [b][color=#ac2f2f] ─No tengo nada que escuchar de esas personas, no las conoces. En pos de quitarme un poder que ellos desean, han robado mi reliquia luego de un forzado ingreso a este edificio. Por eso ya no necesito poner seguridad extra ¿qué más podrían robarme si ya robaron lo más importante, no? [/color][/b]
  155.  
  156. La charla podía sonar calmada, pero no lo era. Dos Pokémon sostenían a Invel con bastante fuerza, un Machoke y un Lucario mantenían inmóvil al entrenador mientras aquel individuo seguía charlando con él, dándole la espalda. El joven no pudo responder demasiado a lo último dicho por Elric, por consiguiente este siguió hablando.
  157.  
  158. [b][color=#ac2f2f] ─Se te ha visto por los alrededores, es decir... Esta ciudad es más chica de lo que parece. Un desconocido llega a la ciudad, hace un par de visitas a diversos lados y ¡Bum! De repente vas, charlas con Fausto. Luego no te conformas con eso, vas en búsqueda de Rose y ¡Casualidad! Ivana está allí también. Esos tres tienen algo en común, los tres me detestan... ¿Te habrán pagado por esto?[/color]
  159.  
  160. [color=#f04314] ─Ya te dije, vengo a ayudar. Mi llegada a esta ciudad no tiene nada que ver con los acontecimientos recientes, soy un entrenador y vine a enfrentarme al líder de gimnasio...[/color]
  161.  
  162. [color=#ac2f2f] ─Vamos, no me tomes por idiota. Supongamos que eres entrenador ¿no sabes acaso que el líder de gimnasio se fue? [/color]
  163.  
  164. [color=#f04314] ─No, no estaba al tanto. Escucha, esta división interna entre todos ustedes no beneficia a la ciudad, necesitas entender que hay alguien más detrás de todo esto y ese alguien no son ninguno de tus tres compañeros.[/color]
  165.  
  166. [color=#ac2f2f] ─¿Compañeros dijiste? Yo no tengo compañeros, esos no son nada mío. Me odian tanto como yo a ellos, es más: No los odio, me dan pena.[/color]
  167.  
  168. [color=#f04314] ─Lo que sea, ellos tampoco te odian. Sin embargo, escúchame por unos segundos. ¿No llegó nadie a esta ciudad con la suficiente influencia como para alcanzar al alcalde, a la gente? ¿Alguien con dinero?[/color][/b]
  169.  
  170. Bingo. Parecía ser que con sus palabras cuidadosamente seleccionadas, Invel estaba logrando captar la atención de aquel multimillonario ¿conseguiría así su ayuda para así conseguir otro aliado más en la búsqueda de mejorar el estado precario y la situación que enfrentaba la ciudad? Todo indicaría que no, las palabras de aquel magnate así lo indicarían en pocos minutos de charla.
  171.  
  172. [b][color=#ac2f2f] ─... ¿A qué quieres llegar?[/color]
  173.  
  174. [color=#f04314] ─A que esa persona puede tener que ver con el robo, piensa. Te robaron a ti, el que se encarga de la parte monetaria en muchos asuntos políticos e internos, esa persona sabía que sin tu cooperación los otros tres grupos políticos no tendrían mucho que hacer y las discusiones entre ustedes no tardarían en llegar. [/color]
  175.  
  176. [color=#ac2f2f] ─Hamilton... Así que esa basura... [/color][/b]
  177.  
  178. De repente aquel individuo que miraba a través del gran ventanal, abrió sus ojos ampliamente como si estuviera recordando algún suceso importante, como si estuviera teniendo algún tipo de manifestación espiritual que le haga estremecerse. Su boca se abrió un poco y luego de recordar, frunció el ceño al llevar ambas manos directo a sus bolsillos. Hamilton, fue ese nombre el que llamó la atención de Invel.
  179.  
  180. [b][color=#f04314] ─¿Hamilton? ¿Quien es ese? ─[/color][/b]Preguntó el entrenador.
  181.  
  182. [b][color=#ac2f2f] ─Necesito tiempo para pensar, largo de aquí. Llévenlo al ascensor comercial, que no ingrese nadie más. [/color][/b]
  183.  
  184. [b][color=#f04314] ─Vamos ¿de verdad? Todo lo que te dije es verdad, y tiene mucho sentido. La gente de este pueblo te necesita, necesitan de todos ustedes para que la ciudad se reponga. Ese calor de allí fuera ¿lo sentiste? Sabes que no es natural, y como ciudadano de Flammeus deberías saber que las reliquias deben permanecer juntas ¿no?[/color][/b]
  185.  
  186. [b][color=#ac2f2f] ─No creo en cuentos de hadas, mucho menos en fantasías como las de un protector que nunca ha aparecido. Esta ciudad se mueve por el dinero, sólo por eso... Queda demostrado que sin mi ayuda, esta ciudad está perdida y me alegro de saberlo. ¡Largo de aquí![/color][/b]
  187.  
  188. No hubo más caso alguno en seguir intentando, el entrenador negó con la cabeza y movió sus brazos para soltarse del agarre de esos dos guardias al decir “Yo puedo sólo, me voy”. Los dos Pokémon lo dirigieron rumbo a un ascensor que tardó casi tres minutos en recorrer la gran cantidad de pisos que tenía ese gigantesco edificio. Al llegar a destino, las puertas se abrieron y el castaño se encontró en la planta baja.
  189.  
  190. Al salir del ascensor, los dos Pokémon que le custodiaban se marcharon nuevamente al piso superior mientras que el entrenador salía rumbo a lo que parecía ser una gran recepción llena de gente, a decir verdad parecía haber una gran cantidad de personas reunidas allí. Los teléfonos no paraban de sonar, varios de los que parecían ser trabajadores de Elric hablaban con esas personas buscando contenerlas.
  191.  
  192. Los reclamos iban desde asuntos como la electricidad y los cortes de suministro, hasta inseguridad, había gente golpeada, ancianos exhaustos y con golpes de calor, era sin dudas una imagen dura de ver. Esa no era la ciudad de la que Invel tanto había escuchado hablar, esto que se veía no era Flammeus Town en esencia y el entrenador lo sabía perfectamente.
  193.  
  194. No quería continuar viendo esa triste escena así que se marchó del edificio, bajando por unas amplias escaleras que le llevarían a la acera de esa gran calle donde se podía ver lo tanto que resaltaba el edificio con respecto a otros inmuebles. Llevando una mano a su bolsillo, buscó su Pokénav para mirar la hora y se sorprendió, no tenía señal ni cobertura de red. No tardó en suponer que el problema era la ciudad, una vez más. Para colmo el calor seguía igual de insoportable, cada vez peor.
  195.  
  196. Maldijo en voz baja y guardó el Pokénav, resignado al comprobar que por más de que toque botones, configuraciones o intentos varios, la cobertura no volvería por arte de magia. Comenzó a caminar unos cuantos pasos y decidió que era un buen momento para solicitar la ayuda de Charizard una vez más, quería volver a su hospedaje y descansar un buen rato ya que había sido un día agitadísimo.
  197.  
  198. Pasadas las una de la tarde el castaño había regresado a su sitio de descanso, el calor se sentía ahí dentro y todo indicaba que la energía no había vuelto, las sensaciones no eran buenas. La gente seguía con mucho malestar y desde las alturas había podido divisar pequeños focos de manifestación, el pueblo se estaba haciendo escuchar ante las autoridades.
  199.  
  200. El humor de Invel no era el mejor, tumbado en la cama con su antebrazo obstruyendo la luz que ingresaba por las ventanas indicaba que no tenía ganas de absolutamente nada, sin embargo un sonido de electrodomésticos encendiéndose llamó su atención: La energía había regresado. El castaño se levantó de la cama y agradeció esa brisa fresca que poco a poco invadía la habitación, aire acondicionado.
  201.  
  202. Sonrió pensando que a lo mejor los líderes de los grupos políticos habían hecho las pases: Quizás su visita a Elric le hizo cambiar de parecer y este aportó lo necesario para que Rose hiciera los arreglos pertinentes junto a su grupo de ingenieros y técnicos, probablemente gracias a ellos la gran parte de la ciudad que no tenía energía ya podía disfrutarla y aplacar un poco el gran calor. Se equivocaba.
  203.  
  204. Todavía agradeciendo la fresca brisa del aire acondicionado el entrenador abandonó su habitación momentáneamente para encontrarse a gente en el pasillo que también agradecía el regreso de la energía eléctrica, fue rumbo a la recepción y se topó con que allí había varias personas más observando rumbo a un monitor que servía como televisión. Había una transmisión en vivo directo desde el centro de noticias locales.
  205.  
  206. En la transmisión podía verse a un individuo desconocido por el momento, aparentemente la gente allí presente tampoco lo conocía del todo, unos pocos lo señalaron como si les sonara su rostro algún lado. El sujeto estaba vestido de manera elegante, acomodaba su corbata varias veces y tanteaba el micrófono con su dedo índice antes de carraspear y comenzar a hablar. ¿Quién era aquel desconocido? Para Invel, la situación tenía mala pinta.
  207.  
  208. El sujeto comenzó saludando al pueblo de Flammeus, explicando que la situación que atravesaban era injusta y reflejaba el egoísmo de aquellos que se hacían llamar sus líderes políticos. Sonaba tan convincente, pero nada tan fácil resulta ser bueno. El misterioso individuo finalmente se presentó: Su nombre era Hamilton y llevaba viviendo en la ciudad hace unos cuantos años. Invel conocía esa historia.
  209.  
  210. Aquel individuo estaba rodeado de unas pocas personas, mejor dicho estas personas estaban detrás de él asintiendo ante cada palabra, ante cada oración demostrando estar de acuerdo con lo que decía. Hablaba sobre la ciudad, su gente, sobre los tiempos duros que había afrontado la población de Flammeus y los tiempos peores que estaban por venir si no tomaban una decisión.
  211.  
  212. El entrenador proveniente de Kanto ya se imaginaba que tipo de decisión era la que aquel sujeto de nombre Hamilton tenía pensado hacerle tomar a toda la población de Flammeus, de hecho la propuesta seria dicha por él mismo: Votarlo como alcalde y reemplazar a todos los grupos políticos actuales era la condición para que Flammeus vuelva a estar en lo más alto, para hacer que el trabajo, la unión y un futuro mejor en la ciudad sean posibles.
  213.  
  214. Hamilton había confesado que fue él y “su gente” los encargados de traer el carísimo equipo necesario para solucionar los problemas energéticos en las distintas centrales eléctricas y de diversas energías en la ciudad, fue su gente la encargada de que en Flammeus ese grave problema se haya solucionado ¿cómo no confiarían en él los ciudadanos cansados de tanto silencio? El silencio del gobierno actual les había hartado, para bien o para mal tenían cierta razón.
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  216. [/font]
  217. [center][img]https://images2.imgbox.com/33/16/ZN8XqVEC_o.png[/img]
  218. [img]https://images2.imgbox.com/3c/e6/YWDQSPSv_o.jpg[/img]
  219. [img]https://images2.imgbox.com/33/16/ZN8XqVEC_o.png[/img][/center]
  220. [font=Georgia]
  221.  
  222. En completo silencio el entrenador y el resto de personas continuaron escuchando atentamente las palabras del anteriormente desconocido individuo cuyo nombre era Hamilton, aquel que aparentemente había solucionado uno de los mayores problemas en la ciudad tenía mucho más que decir. En primera instancia el hombre trajeado mencionó que aquellos grupos políticos sólo pregonaban la falsa unión.
  223.  
  224. Como si hubiera sido testigo principal de todos esos acontecimientos, puso en evidencia que los cuatro líderes de dichos grupos no tenían la mejor de las relaciones, explicó que el ego les había cegado y que veían sólo por ellos más no por el pueblo. Obviamente esas palabras eran frases con las que los espectadores no tenían ninguna objeción, estaban de acuerdo.
  225.  
  226. Aquel sujeto era inteligente para hablar, sabía cómo convencer a la gente y lo estaba logrando: En la sala de recepción donde el entrenador observaba la transmisión en directo con el resto de personas, se podía alcanzar a escuchar en susurros diversas palabras de aceptación a lo dicho por el desconocido.[i] “Es cierto” “Tiene razón”[/i] , fueron algunas de dichas palabras. Su plan estaba funcionando.
  227.  
  228. Invel estaba presenciando un típico discurso político, aquel que pretendía ser el nuevo ¿líder? De la ciudad prometía y prometía cosas que a la gente, les provocaba un particular brillo en los ojos, acompañado de sonrisas y palabras de aliento ¿cómo no convencerlos así? Sin embargo todas esas palabras no convencían a Invel, para nada. Tenía sus razones para marcharse de esa habitación, pero por otro lado tenía curiosidad en escuchar que más tenía para decir.
  229.  
  230. Al final el tal Hamilton propuso lo que se esperaba, más trabajo, más estabilidad y un futuro mejor para Flammeus al ponerla en la cima de todas las ciudades restantes en la región. Según dijo, convertiría a Flammeus en una auténtica potencia nacional y quien sabe, también global. Todo eso se podía hacer de una sola manera: Llamando a una asamblea extraordinaria donde el alcalde actual y sus diversos ayudantes ─grupos políticos─ acepten ser relegados de sus cargos.
  231.  
  232. En su encuentro con Ivana y Rose, el entrenador proveniente de Kanto se había enterado de algunas cosas sobre Hamilton, quien continuaba brindando esa conferencia de prensa. Nada de lo que le habían contado era bueno, y a juzgar por la expresión de Elric al momento de mencionar ese nombre en concreto, nada bueno podía esperarse de aquel individuo que convencía cada vez más al pueblo de Flammeus con esas promesas.
  233.  
  234. Era obvio que la gente podría estar de acuerdo, así pensaba el entrenador y no estaba muy lejos de la realidad. Necesitaba, sin embargo, saber la opinión de los líderes. Obviamente no iría con Fausto o con Elric, ambos probablemente no permitirían que su seguridad le deje pasar. Sus opciones eran Rose o Ivana, si eran ambas: Mejor, ya que así tendría más oportunidades de planificar algo. Si Hamilton era tan malo como le contaron, Flammeus estaba en muchos problemas poniéndose en sus manos.
  235.  
  236. Rukawa abandonó el lugar mientras las tres de la tarde se veían reflejadas en los diversos relojes, entre ellos el reloj digital en su muñeca derecha. Fuera del hospedaje el calor era intenso y bastante molesto, difícil de ignorar. Caminó unos pocos metros hasta pensar que su mejor opción era pedir la ayuda de su Charizard, [i]Pride[/i] no tenía problemas en ayudarlo como medio de transporte, el calor no le afectaba tanto como a Invel.
  237.  
  238. Era imposible que un calor así fuera normal, las calles continuaban siendo un verdadero calvario y los lugareños ya no tenían puestos ambulantes en las aceras o peatonales de la ciudad: Todos se resguardaban en la poca sombra que había, Flammeus era un infierno y no sólo políticamente hablando. Antes de dirigirse rumbo a la gran catedral pensó en pasar por un sitio que visitó al comienzo, en su llegada.
  239.  
  240. [b][color=#900c3f] ─Nos volvemos a ver joven entrenador, parece que ha pasado mucho tiempo y ha sido sólo un día ¿no?[/color]
  241.  
  242. [color=#f04314]─Han ocurrido muchas cosas, pero supongo que ya las vieron por televisión ¿no?[/color][/b]
  243.  
  244. Abel, el que manejaba el negocio de las aguas termales parecía alegrarse de volver a ver a ese entrenador una vez más en su negocio familiar. Aparentemente las cosas no habían cambiado y era contradictorio decir que las aguas termales estaban tibias, inútiles mientras afuera el calor era completamente insoportable. Así de raras estaban las cosas en la ciudad del fuego y las leyendas.
  245.  
  246. El dueño del negocio no estaba sólo, allí le acompañaba su hijo Clarke y Dana, esposa de Clarke. Estaban al tanto de la situación, más no querían opinar al respecto y no confiaban del todo en un desconocido como ese, que según Ivana y Rose no era tan desconocido. Invel aprovechó para contarles al respecto de ese individuo y en un principio, les costó creer lo que escuchaban. Sin embargo Abel no parecía sorprenderse.
  247.  
  248. Cruzado de brazos aquel anciano permanecía con sus ojos cerrados, murmurando algunas cosas por lo bajo. De repente llevó una mano a su frente para rascarse y a continuación acarició su larga barba blanca hasta que finalmente abrió sus ojos de par en par al cabo de pocos segundos: Parecía haber recordado algo, lo que nadie sabía en esa habitación era qué, precisamente.
  249.  
  250. [b][color=#900c3f] ─Ahora lo recuerdo todo... Aquel sujeto, es el nieto... ¡Es el nieto![/color][/b]
  251.  
  252. Como si ya no hubiera suficiente incertidumbre, el repentino cambio en el comportamiento de ese anciano puso las cosas todavía más confusas para Invel y los presentes en esa sala. ¿A quién se refería con “nieto”? ¿Nieto de quien, en todo caso? Había muchas preguntas y no era necesario mencionarlas, Abel estaba a punto de hablar al recuperar la compostura.
  253.  
  254. [b][color=#900c3f] ─Ese tipo, es su nieto... Es nieto de aquel que quiso cerrar la ciudad, poner fronteras, impedir que nuevas personas vivan aquí. Pretendía hacer de Flammeus una ciudad llena de fábricas, vino a ganar dinero a montones y por suerte se le detuvo a tiempo... Pero ha vuelto, estoy seguro...[/color][/b]
  255.  
  256. [b][color=#581845]─¿A quién te refieres, papá? ─[/color][/b]Preguntó Clarke, observando a su padre con un gesto de incertidumbre.
  257.  
  258. Había llegado el momento de que Abel cuente una nueva historia, tenía talento para ello. Describía todo muy bien, con exactitud y demostrando que su memoria aparentemente no se oxidaba con la edad. El hombre de avanzada edad le contaba a Invel y al resto sobre algo que tuvo lugar hace muchos años, en épocas donde Abel era apenas un adolescente.
  259.  
  260. Eran tiempos de paz en una Flammeus mucho más pequeña en cuanto a lo poblacional y sus edificaciones, sin embargo abundaba la prosperidad, la paz. Todo cambió con la llegada de un grupo perteneciente a la clase alta, era notorio que aquellos nuevos ciudadanos tenían una buena suma de dinero en sus bancos y eso se notaba por la rapidez de sus construcciones. Edificios modernos para la época, casas lujosas, vestimentas elegantes y más.
  261.  
  262. Poco se sabía de ellos, llegaron de un día para otro y se instalaron en la ciudad otorgándole empleo a muchos obreros, eso era agradecido y no estaba mal. Sin embargo nadie se imaginaba que aquella gente tenía pensado adueñarse de la ciudad, de una forma bastante vil. En primer lugar habían secuestrado al alcalde electo, lo retuvieron por dos semanas y le amenazaron de muerte: ¿cómo lo solucionaron? Obligando a que el pobre hombre “confiese” un amorío que obviamente nunca tuvo.
  263.  
  264. El segundo objetivo fue uno más ambicioso, la ciudad no permitiría que algo así volviera a ocurrir: Las reliquias. Aquel sujeto buscó las reliquias a toda costa, pero sus guardianes ─a diferencia de la actualidad─ eran muy discretos, no los encontrarían fácilmente incluso luego de amenazar y extorsionar a cientos y cientos de ciudadanos. La búsqueda siguió sin detenerse, el objetivo estaba pautado.
  265.  
  266. Aquel magnate que lideraba esos grupos comenzaba a perder la paciencia, sus actos de violencia ─los de aquellos a quienes dirigía, mejor dicho─ eran cada vez más obvios y violentos: No supo disimular ni ocultar su maldad, el pueblo se puso en su contra. Los guardianes de las reliquias, se pusieron en su contra. Poderosos entrenadores, unidos y con el apoyo del pueblo lograron expulsar cada célula de maldad en Flammeus, aquel sujeto había sido desterrado y perseguido por la ley local y nacional.
  267.  
  268. Antes de marcharse y permanecer recluso por quien sabe cuantos años en una de las prisiones más oscuras de la región, aquel sujeto juró que Flammeus caería tarde o temprano y que no sería la primera vez que alguien tenga un intento de destruirlos. Ignorando esa amenaza, los ciudadanos vivieron y los dueños de aquellas reliquias las heredaron a las siguientes generaciones como dictaba la tradición.
  269.  
  270. Parecía sencillo, según contaba Abel. Más por sus palabras Invel y el resto comprendieron que todo ese proceso no fue corto, fueron meses oscuros que quedarían en la historia negra de Flammeus y a continuación el anciano dijo que estos días no distaban mucho de aquel tiempo lejano... Todo podía volver a repetirse, todo podría volver a ocurrir si la gente desmemoriada se dejaba engañar por falsas promesas, falsa amabilidad como la de Hamilton.
  271.  
  272. [color=#f04314][b]─Cómo podemos... ¿Cómo podemos asegurarnos de que ese tal Hamilton tiene algo que ver? ─[/b][/color]Preguntó el entrenador, con una mano en su mentón y un gesto pensativo.
  273.  
  274. [b] [color=#900c3f]─Es fácil hijo ¿desde cuando alguien aparece en una ciudad y pide ser alcalde mediante elecciones prácticamente ilegales según el estatuto? ¿desde cuando alguien soluciona todos los problemas económicos y sociales sin esperar nada a cambio? La gente en este mundo tiene razones para todo, y este tipo debe tener algún plan en esta ciudad... [/color][/b]
  275.  
  276. La voz del anciano era tosca, segura de sus palabras. Clarke y Dana se limitaban a escuchar sin mediar palabras, aunque parecía ser que el hijo de Abel tenía algo para decir y aprovecharía el silencio momentáneo.
  277.  
  278. [b][color=#581845] ─Recuerdo haber escuchado esa historia en mis tiempos de estudiante, en la preparatoria. ¿Cómo puede ser que nadie recuerde el rostro de ese sujeto? ¿No hay fotos, algo? [/color]
  279.  
  280. [color=#900c3f] ─No, en esas épocas las fotografías eran sólo para periodistas o gente adinerada. No éramos ninguna de las dos, nadie en esta ciudad a excepción de unos pocos. Los periodistas fueron amenazados, todo documento fue borrado y lo único está aquí.[/color][/b]
  281.  
  282. Abel tocó su sien, indicando que lo único documentado estaría bien resguardado en su memoria, en su cerebro. Invel por un momento tuvo ciertas dudas de lo próximo ¿qué haría para ayudar? Todo se le estaba yendo de las manos, estaba confundiéndose ¿y si de verdad aquel desconocido quería hacer un bien para Flammeus? Podría ser, como también podía llegar a ser que él también haya caído en ese engaño.
  283.  
  284. De momento Rukawa tenía un único plan, comunicarle todo lo que Abel le había contado durante ese rato a cualquiera de los líderes dispuestos a hablar, siendo Ivana y Rose sus únicas opciones factibles, teniendo en cuenta que Elric y Fausto no querían verlo ni cerca por razones que aún no comprendía bien, pero que tenían sentido: Ellos estaban siendo precavidos a su manera. Abel por su parte, no estaba de acuerdo con ello.
  285.  
  286. La razón en el desacuerdo del anciano era la siguiente: No sería suficiente contarles esa historia para convencerlos, tenía que contarles algo más que probablemente serviría. Invel en un comienzo no pensó que eso fuera a funcionar, no con Elric ni muchísimo menos con Ivana. ¿La razón? Todo lo que tenía que hacer era contarles que el objetivo de aquel magnate en esos tiempos eran las reliquias, en la actualidad también.
  287.  
  288. Según contaba Abel, Hamilton robó una de las reliquias para formar todo el desastre en la ciudad y para generar discordia, odio, desconfianza y más sentimientos negativos entre los guardianes de las reliquias, vistos como líderes políticos. El alcalde no tenía suficiente fuerza emocional ni suficientes buenas intenciones como para soportar la presión, sin necesidad de ser demasiado claro todos pudieron entender a qué se refería Abel con ello.
  289.  
  290. n pocas palabras, el anciano supuso que alguien le habría pagado posiblemente una buena suma al alcalde actual, un hombre de poca voluntad como para dejarse doblegar con facilidad o para que sea fácil convencerlo con su debilidad: El dinero, después de todo así era como Elric le tenía como su marioneta. Lejos habían quedado esos días, y eran preferibles antes que esa pobre actualidad llena de inconvenientes.
  291.  
  292. Si el objetivo de Hamilton eran las reliquias, entonces Invel debía advertirle al resto: Tenía sentido que toda esa idea de convocarlos en una asamblea tenga como objetivo dejar que las reliquias queden desprotegidas... O peor aún, que las lleven consigo y sean capturados por anónimos que tengan la finalidad de robar los preciados tesoros de Flammeus. Si el protector estaba enfadado por la falta de una, estallaría en cólera por la falta de las cuatro.
  293.  
  294. [/font]
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